Llevo semanas extrañando este pasatiempo, escribir. Todos los días, con tantas cosas en la cabeza, tengo ideas nuevas y las escribo en mi mente.
Ahora que me encuentro escribiendo para ustedes, me desconozco, por que siento profunda inspiración pero no me salen las palabras para redactarla.
Creo que se por que es. Hasta sentí un peso de nervio en mi corazón.
Se que pronto vienen grandes cambios, rutinarios, profesionales, personales, sociales e.t.c. Pero hay algo en especial, que va a suceder, que me detiene. No es la gran cosa, y en realidad no es importante para nadie más que para mi. Lo que pasa es que se que mis lectores van a aumentar. Muy poco, probablemente por uno, pero el número uno es grande. Es más grande que el cero y que los millones de infinitos de negativos antes de él uno. Con uno tengo.
Siempre el cambio es bueno, el esperado y el inesperado, pero no siempre tenemos la preparación. Creo que por eso algunos le tememos. No importa, en realidad nada importa. Y nose a donde quiero llegar con este post, creo que no voy a llegar a nada. Me sigo repitiendo. Simplemente extrañaba escribir, pero siempre se extraña algo no?
Se nota que se me corta la inspiración.
Con el tiempo, regresara mi voz, estense seguros de eso, y también regresara el imán entre mis dedos y este teclado, tan viejo y tan lento, pero tan hermoso en un sentido más allá. Siempre han sido profundos mis escritos, hasta creo que no los escribo yo, sino mi corazón, ese órgano apartado.
Lo que quiero decir, en pocas palabras, es que me estaba, estaba dando miedo escribir, por que los cambios esperados te dan oportunidad de ver lo que pasara. Pero el miedo no es parte de mi, y los cambios siempre son buenos, aunque sean dañinos a corto plazo.
Una disculpa si gaste su tiempo, no hay suficiente como para seguir gastandolo.
Les escribo pronto, y con todo.
Xoxo, Stella.